Estimados:
Cuando suceden cosas buenas en esta sociedad argentina (y me atrevería a decir en las del resto del planeta) hay que destacarlas porque de lo contrario parece que siempre gana lo negativo, el desaliento. En este blog sanmartiniano lo bueno tiene que ver con el empeño por mejorar el espíritu, los valores morales y el intelecto, la capacidad de poder seguir adelante a pesar de las adversidades; no me refiero, para nada, al aliento por alcanzar metas a cualquier precio o a defender patrimonios particulares que tengan que ver con la preservación de una vida cómoda que no se esté dispuesto a abandonar, llegadas las circunstancias, por el bien común o por el sacrificio que requiera este bellísimo país nuestro. La vida cómoda se presenta muchas veces como un caldo de cultivo para la indiferencia del dolor ajeno, la soberbia y la ceguera espiritual, intelectual y moral (además de que puede afectar gravemente el sentido común, algún sabio por ahí dijo: el menos común de los sentidos). Lo bueno que quiero destacar en esta oportunidad, tiene que ver con la participación activa de Nicolás Augusto Galleri, joven de 16 años, a quien convoque para que afrontará junto a mí, la tarea de catalogar mi colección sanmartiniana (que ustedes pueden ver en su totalidad en otras entradas de este blog). Lo convoque porque, al contrario de lo que pueden pensar otros, apuesto por los jóvenes, creo en ellos, en que serán mejores que las generaciones que nos precedieron pero que, obvio, necesitan de una guía, de líderes sanamartinianos. Nico, como le decimos los que lo conocemos, es un pibe que a la hora de convocarlo para la tarea no se achico, pese a que no es -por ahora -demasiado amigo de los libros y de la lectura (seguramente vos adulto, que estas leyendo en este momento esta entrada, a la edad de él tampoco lo eras). En fín, Nicolás ante mi propuesta fue para adelante (como creo que lo haría cualquier adolescente a quien se lo alienta, se lo arenga, como corresponde): preguntó, mostro predisposición para aprender, se ensucio las manos un montón porque los libros acumulan mucho polvo, lucho contra el sueño porque como joven que es la noche anterior se había divertido de lo lindo. Nicolás Augusto Galleri, debo confesarlo, no es un joven más para mi porque es mi sobrino. Buena madera el pibe, buena madera la de su generación, no me caben dudas. Madera sanmartiniana. Les dejo un abrazo sanmartiniano. Héctor Velázquez
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